miércoles, 9 de octubre de 2013

Yami, sueño o realidad

Hola, me llamo Ana y os voy a contar una historia que no se ciertamente si era real o no pero, a mí me lo pareció...
Creo que todo comenzó  en un bosque que hay  cerca de mi casa y conozco como la palma de mi mano, desde pequeña me había  gustado pasear por allí pero aún más me gustaba nadar en el “gran lago” como le llamaban.
Un día caluroso fui a darme un baño como hacia habitualmente. Me había alejado más de lo normal de la orilla para bucear un poco, en una de las inmersiones vi un destello de lo que parecía una piedra al darle el reflejo de la luz de sol. Subí a la superficie para coger aire y volver a sumergirme para poder coger la piedra. Fui hasta la orilla con alguna dificultad por el peso de esta, le quite toda la suciedad y algas, lo que descubrí que la piedra tenía unos extraños gravados por eso decidí guardarlo en mi mochila, algo me decía que ese día lo iba a recordar para siempre.
Llegue a casa sobre las ocho de la noche, mi madre estaba cocinando, olía delicioso. Subí a mi habitación para hacer los deberes que se me olvidaron hacer. Deje la mochila sobre el escritorio y me puse hacer los deberes, al poco rato mi madre me llamo para cenar. Cuando volví a la habitación vi como mi mochila brillaba con un azul intenso, la abrí, era la piedra estaba brillando. Me pareció muy extraño asique lo escondí debajo de la cama, por si mi madre entraba.
Por la mañana me quede dormida y tuve que salir corriendo con la bici lo más rápido que puede, al fin y al cabo llegue a tiempo y pase un día normal de instituto como cualquiera.
Al llegar a la Puerta de casa vi una sombra, me asuste, pensando que era un ladrón o algún animal salvaje. Antes de entrar cogí el de béisbol que tenía en la caseta donde guardamos las herramientas. Entre a casa con cuidado, estaba todo destrozado: el sofá, los cojines, los muebles, ¡las paredes! No entendía quien o que podía haber hecho semejante destrozo, seguí el rastro de los destrozos que iban de menor a mayor como si el sujeto que hizo esto se hubiese cansado. El rostro llegaba hasta mi cuarto donde había una especie de gato-iguana-murciélago, acurrucado en la mochila donde tenía la piedra, no me hacía falta ser Herlock Holmes para deducir que la “piedra” no era una piedra si no un huevo que supongo hice eclosionar con la luz de la lámpara.
Me quede mirándolo fijamente me daba tranquilidad a la vez  curiosidad. De repente abrió un ojo, tenía unos ojos grandes de color naranja intenso, con un brillo que parecían de cristal, me que hipnotizada con esos ojos  y al parecer  tan poco le incomodaba mi atenta mirada, se levantó poco a poco, como si fuera un gato se estiro y se acercó a mí, yo me asuste y me caí de culo,(el pequeño o pequeña Yami le puse ese nombre porque en japonés se traducía al diminutivo de oscuridad que correspondía a su pelaje) él también se asustó y empezó a correr en círculos por las paredes mientras empezaba a desplegar las alas, estuvo volando un rato sobresaltado mientras que yo intentaba tranquilizarlo, al fin, con éxito hice que se detuviera en la lámpara , se me quedo mirando fijamente y escuche una voz muy dulce y melodiosa que me decía:
-¡Tengo hambre, tengo hambre, tengo hambre!
Mire a mi alrededor para descubrir de donde venía esa voz en cuanto la volví a escuchar
-¡Ey!  Soy yo quien te llama y ¡tengo hambre!
Centre la mirada en aquella criatura y reaccione. Fui corriendo a la destrozada  cocina, abrí la nevera y cogí un poco de todo, lo subí lo más rápido que pude. Bajo de la lámpara en la que estaba posado con un salto con el que aterrizo con una delicadeza y elegancia similar a la de los gatos.
Solo se comió el pescado, pero había poco así que lo lleve al lago,  al llegar le cambio la expresión de los ojos. Salto de mi obro en el que iba y corrió hacia el agua donde me percate  de que al tocar el agua, Yami empezó a brillarle la cola junto a las patas traseras y le desaparecieran las alas para convertirse en una cola musculosa con forma de aleta para nadar. Se sumergió en el agua y no le vi salir en unos 15 minutos, yo ya empezaba preocuparme…
Mis preocupaciones desaparecieron al poco tiempo al verle con un montón de pescado en la boca que engullo enseguida que toco tierra y cambio de forma, me lo que de mirando absorta por la impresión, me termino contestando con un poco de bordaría a mi mirada:
-¡Que! ¿No has visto nunca comer a un dragón?
Estuvimos hablando todo el camino hasta llegar a casa, me contó muchas cosas como: que tenía aproximadamente mas de 3.500 años, que lo petrifico su madre para protegerlo de los caza dragones de su época, que ha estado en esta forma por culpa de la baja temperatura del lago y que gracias a mí y a la temperatura que le había proporcionado la lámpara o como él lo llamaba “pequeño sol móvil” y que era macho.
Al llegar a casa me encontré con mi madre que estaba con un estado de ánimo entre preocupada, asustada, cabreada y confusa.
Susurre a Yami que subiera al cuarto por la ventana para que mi madre no lo viera.
Al verme mi madre me abrazo llorando y tartamudeando gracias a dios una y otra  vez. La tranquilice como pude y le conté que había visto a una pareja de oso salir de casa y que yo me había ido a la caseta del árbol, al lado del lago. Entremos en casa, mi madre no paraba de llorar por todo el desastre ocurrido y  por qué la casa no tenía seguro que amortiguara los gastos de las restauraciones, por suerte aún era habitable. Nos quedemos asta tarde limpiando un poco y recogiendo todos los destrozos de Yami. En cuanto conseguimos terminar me fui a dormir donde me encontré con Yami ocupando la cama, se veía muy tranquilo durmiendo, hice lo imposible para no molestarle y acostarme a su lado él se dio cuenta  y se acurruco más apegado a mi como acto de afecto.
Al despertar por la mañana, Yami ya no estaba  pero aún se sentía la calor de las sabanas. Me acerque a las ventana para ver si lo podía ver pescar, me lo quede mirando durante un rato, pero solo conseguí ver algún que otro salto, cuando me quise dar cuenta ya eran las ¡7:37! Me tenía que dar prisa si quería llegar a l instituto a tiempo.
Al volver del instituto subí a mi habitación, encontré a Yami con un tamaño bastante más grande que el del día anterior, cuando le iba a preguntar el como había crecido tan rápido escuche el ruido del pomo de la puerta de abajo que chirriaba un poco, era mi madre, con el nuevo tamaño de Yami tuve que sacarlo por la ventana con las prisas se atascó, hicimos todos los esfuerzos por sacarlo pero  mi madre, nos descubrió, no tuve más remedio que explicarle todo y que era Yami. Mi madre, no quería a un dragón en casa, que sería peligroso, pero con un tiempo pude convencer a mi madre o eso parecía...
Al día siguiente, al volver del instituto escuche el pensamiento de Yami pidiéndome ayuda, contándome donde estaba y que unos hombre extraños le estaba haciendo daño. Fui lo mas rápido que pude, salte sobre las espaldas de unos de ellos para que Yami pudiera escapar, el entendió mis actos y huyo, en cuanto ya no lo alcanzaba con la vista, baje de sus espaldas y eche a correr, no mire hacia dónde y me caí por un barranco, lo siguiente que recuerdo fue que estaba en un hospital con mi madre sujetándome la mano, explicándome lo que me había pasado pero en ningún momento me menciono a Yami... Ya empezaba a pensar que todo había sido un sueño que tuve durante los 3 días que estuve inconsciente.
Ya habían pasado 2 días que me desperté, en plena noche escuche lo que me parecía una voz tan dulce y melodiosa como la del sujeto dragón de mi ‘’sueño’’, que me decía:
-Me alegro que estés bien... gracias por salvarme...

Mire rápidamente  hacia la ventana, donde vi esos peculiares ojos naranjas intensos y de brillo cristalino, me levante corriendo a asomarme por la ventana pero ya no había nada y estaba empezando a pensar que toda esta historia era producto de mi imaginación, o no...

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